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An Medina

Fluye con el Universo



Fluir con el Universo tiene que ver más con lo que pasa dentro de ti que con lo que sucede en el cosmos, porque cuando aprendemos a leer el mensaje interior estamos interpretando la alineación de los planetas hacia nosotros.

No se trata que seamos unos maestros en astrología, simplemente lo que tenemos que entender es una de las grandes leyes universales que nos cuenta: “Como es arriba, es abajo”

Esta es la primera Ley del Universo que nos dice: en la Tierra como en el Cielo.

El Universo te quiere y tiene una visión de tu futuro como persona iluminada, sin importar los errores que puedas estar cometiendo en la Tierra, tu tarea es darte cuenta de lo que vienes haciendo, mejorarlo y entrar en el flujo perfecto.

El Universo nos ofrece libertad para que aprendamos de nuestros errores. No siempre podemos evitar sufrir por las consecuencias de nuestras acciones, pero podemos trabajar para enmendarlas. La experiencia del dolor es lo que sirve para aprender. Nos han dado libre elección. La Divinidad intervendrá e intentará guiarnos si nos apartamos peligrosamente del camino. El Universo, Dios, la Divinidad (o en lo que creas) no nos fuerza a cumplir su voluntad, si nos empeñamos en algo, se hará a un lado y nos permitirá aprender la lección de la manera más dolorosa, si no somos capaces de ver el verdadero camino.

El Universo espera sin juzgar mientras nosotros experimentamos y aprendemos. Cuando estamos preparados, nos abre nuevas puertas. La Fuente, quiere que tú, Su hijo, seas feliz, realizado, próspero y saludable. Cuando estás feliz, el cielo se alegra, el Universo trabaja para ello, alinea los planetas y te regala el flujo perfecto.

La principal idea es que tú hagas aquello que te da alegría, como un sentido de la realización y de tu propio valor. Para ello el Universo nos ofrece su guía mediante los sueños, la meditación o fomentando la intuición. Teniendo claro que muchas veces tendremos que aprender por experiencia que las elecciones irresponsables y egoístas nos conducen a una mala salud, a fracasos y desgracias. Nuestro propio deseo egoísta hace que nos sintamos mal. Las elecciones basadas en el miedo provienen de nuestra voluntad inferior. Las decisiones sabias y valientes dan como resultado la felicidad, la buena salud y la abundancia. Las decisiones que fomentan el amor, la armonía y la alegría provienen de la voluntad superior o divina y siempre nos hacen sentir fuertes.

Cuando agradecemos lo que recibimos, entonces los poderes del Universo nos envían más. Cuando estás preparado para recibir algo del Universo, pídelo serenamente y con amabilidad. Ellos estarán encantados de ofrecértelo. Aprécialo cuando lo tengas. Es muy desagradable estar con personas negativas, si intentas ayudar a alguien que prefiere revolcarse en su desgracia, al tiempo poco te irás y si es alguien que te importa, lo observarás en la distancia. Lo mismo ocurre en los cielos. A los maestros les resulta muy difícil llegar a ti a través de una negatividad obstinada. Lo único que pueden hacer es quedarse a tu lado, esperando poder ayudarte”- Swami Parthasarathy

Esto quizás te suene un poco filosófico pero si pensamos más allá y lo analizamos hacia nosotros mismos notaremos la importancia de este flujo en nuestra vida.

Cuando te propones hacer algo nuevo, cuando te planteas metas, objetivos o tus propósitos de vida, surgen muchas dudas, miedos, expectativas y apegos.

La posibilidad de alcanzar tus metas tal y como lo deseamos es lo que más genera nuestros miedos. Los miedos y el aferrarte a ciertos resultados son lo que te detienen, te frenan, te estancan y, por consecuencia, te impiden conseguir lo que quieres.

Surge el miedo a no lograrlo, a sentirte fracasado, herido, rechazado, incapaz, decepcionado; perder el control sobre lo que sucede. Pero también hay los miedos a SI lograr, a tener éxito, ya que tal vez pienses que puedes generar envidia, atraer peligros, atraer la mirada de los demás sobre ti y eso no te gusta.

Cuando esto te sucede tus emociones van por el mismo camino, sientes desilusión, tristeza, enojo, rabia, frustración, ansiedad, resentimientos…

Toma consciencia de que lo nuevo que quieres hacer implica CAMBIOS, eso es salir de tu área de confort y acepta que NO es posible tener el control de todo lo que sucederá.

Después de haber trabajado en tus metas por algún tiempo y no obtener los resultados que buscas, puedes sentir que es muy difícil lo que te propusiste, que exige un gran trabajo de tu parte, luchas y te resistes a lo que vives y tratas de controlar lo que pasa en tu vida, llegando a pensar que tal vez eso que querías no es para ti.

Y tal vez tomes alguna de estas 2 decisiones:

Abandonar tu meta o propósito.

Apegarte a algo que no esta dando resultados.

Cualquier de estas 2 formas te detiene y te impide ver que puede haber otras maneras u oportunidades de lograr lo que estás buscando.

Todo lo anterior es NO FLUIR, puede ser que te hayas estancado, pero otra posibilidad es que vayas contra corriente y estés perdiendo tu tiempo y energía queriendo llegar a un lugar, por el camino que tú te planteaste, cuando la vida te lleva por otro camino.

FLUIR es estar en movimiento, es un movimiento sin resistencia, adaptándote a las circunstancias sacando el mejor provecho a tu favor.

Para fluir tienes que hacer lo siguiente:

ACEPTAR. Cuando aceptas las cosas tal y como son, enfocas tu energía en el presente y en lo que SI hay en este momento, tal vez no es lo que quieres, pero podrás ver hacia donde puedes ir, puedes ver con qué recursos cuentas y que opciones tienes para generar una nueva ruta hacia tu meta.

Date permiso de vivir lo que se esté presentando en el momento, si tienes que llorar, llora, si tienes que esperar, espera. Esto te dará la tranquilidad para centrarte, enfocarte, volver a confiar y abrir tu corazón a esa nueva alternativa.

Si FLUYES con la vida y vas por ese nuevo rumbo que te marca, sin resistirte, tienes la posibilidad de ver otras opciones o alternativas para lograr lo que querías o tal vez algo mejor.

Haz lo que te corresponde. Responsabilizate al 100% de lo que te toca hacer a ti. Haz tu mejor esfuerzo y hazlo con mucho amor.

Deja los resultados en manos de Dios, La Divinidad, de la Vida, del Universo o como quieras llamarle. Suelta los apegos porque estos solo te hacen infeliz y te impiden aprender y disfrutar tu proceso.


Osho dice: “Sé como un niño pequeño que sigue a su padre. Puede que el padre tenga miedo de ir a donde va, pero el niño está feliz y contento, porque sabe que su padre está con él y sabe dónde está yendo”.

Entonces, acepta tu presente y cree que es posible mejorarlo porque el Universo está trabajando para transformarte.

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