Quererte es aceptarte, y desde ahí modificar o mejorar los aspectos que a TI y sólo a TI, no te hacen feliz. No quererte es luchar por convertirte en una persona que NO eres, sólo para satisfacer a otras personas. Pero al final, debes entender que con quien pasas la mayor parte del tiempo es contigo mismo; entonces, serás la única persona con la que estarás siempre, así que, no tiene mucho sentido perder tiempo intentando ser algo que tu mismo sabes que no eres...
Valorarte como persona, es una de las grandes necesidades humanas, porque no se trata del aspecto físico que tenemos, ni de cuánto llamamos la atención por nuestro cuerpo, ropa o maquillaje en el caso de las mujeres, ni tampoco de las pertenencias, ni del poder que ejercemos sobre otras personas o territorios, se trata de una valoración personal por lo que somos, no por lo que aparentamos ser o tener. Ya que todo lo que ven nuestros ojos superficialmente, no es más que una vana ilusión, es como ver un cascarón adornado de distintas maneras, pero si lo abrimos, encontraremos su verdadero contenido, que es muy distante de lo que generlmente miramos por fuera.
Uno de los protragonistas de nuestra sobre o sub valoración es El Ego. El Ego se encarga de cuidar la imagen que tenemos de nosotros mismos, desde pequeños se ha ido formando según los conceptos que otros han inculcado sobre nuestro valor personal, comenzando con lo que nuestra propia familia señalaba, y posteriormente con lo que nuestras amistades y parejas han ido sumando. Así, El Ego de un adulto es el resultado de las opiniones y prejuicios de otros, y muchas veces logra dominar nuestra vida y actitudes, porque confundimos una Autoestima Alta con un Ego muy alto.
No es que esté mal tener un Ego alto, porque este siempre nos va a llevar a lograr metas y a desarrollar cosas buenas para nuestra vida, pero lo que sí está mal es que pasemos toda nuestra vida viviendo en función de él.
Este tema de quererse y valorarse siempre tiende a confundirnos, porque lo tomamos como mucho ego o sobre valoración personal, y no nos atrevemos a colocarnos esta nueva etiqueta, pero es cuestión de estar claros y no confundir la información.
Me atrevería a decir, que esto de la valoración personal va de la mano también con las etapas que estemos viviendo en ciertos momentos, y de como nosotros sepamos o no afrontarlas. El dilema está en detectar en qué categoría nos encontramos más a menudo.
1– Los que se creen superiores y pisotean a los demás o son irónicos. 2- Los que se creen inferiores a los demás y se auto-critican constantemente. 3- Los que se creen inferiores a los demás pero compiten para no demostrarlo. 4- Los que no se creen ni inferiores o superiores a los demás, viven felices sin compararse con nadie.
Si logramos estar en la categoría cuatro más a menudo, podremos ser felices, y a su vez haremos felices a los demás en todos los aspectos, pues si no nos comparamos con nadie, seremos lo que somos, no lo que la sociedad nos inculque, ni lo que nuestra familia o amistades quieran que seamos, ni siquiera seremos lo que nuestra mente cree que es… seremos una energía que se conoce tanto así misma que no necesita ser definida por nada ni nadie, ya que por sí sola, lo es Todo.
No conozco la clave para lograrlo, pero creo que se comienza escuchando el silencio de tu Yo Interior, enseñando a tu mente con paciencia y amor que no hay motivos para compararse con nadie, ni siquiera con la excusa de lograr una meta similar a la de alguien, mucho menos si te causa dolor, pues debemos ser originales hasta con nuestros sueños y aspiraciones.
Si te vas a comparar, hazlo contigo mismo, supérate en base a tus características personales, eres único e irrepetible. Si alguien te inspira, que sea para iniciar tu camino de evolución, pero una vez que arranques, comienza a construir tu propio sendero. Y anímate, somos muchos haciendo la misma tarea, aunque no lo aparentemos…
ACEPTATE, tal cual eres... Cambia todo lo que quieras de ti, mientras sea para complacerte a TI y Sólo a TI...
